Gentinosina Social, acción para el cambio social
Síguenos
  • ¿Qué somos?
  • ¿Qué hacemos?
  • Gentinosina Comunicación
  • ¿Quiénes somos?
  • Colabora
  • Blog

VER PARA VIAJAR: la necesidad del cine social

10/1/2019

Comentarios

 
Es difícil empezar a hablar de cine social sin que ello provoque la desbandada de parte de los posibles lectores; esta etiqueta no goza de excesiva afección por parte del gran público, al menos en España. Y sin embargo, algunas de las mejores películas de la historia pueden ser consideradas como obras maestras del cine social: Las uvas de la ira (John Ford, 1940), La terra trema (Luchino Visconti, 1948), Roma, ciudad abierta (Roberto Rossellini, 1945), Los olvidados (Luis Buñuel, 1951), etc. ¿Pero qué es el cine social?
​El concepto es delicado y esquivo: muchos teóricos han intentado acotarlo, sin demasiado éxito. Para simplificar trataremos de sintetizar lo que ya se ha dicho apuntando que el cine social es aquel que trata de movilizar al espectador presentándole una realidad, considerada como injusta por parte del realizador, que pone al descubierto las miserias sobre las que se asienta el llamado orden social. 
Imagen
Por supuesto no ignoramos que esta caracterización, por excesivamente amplia, admite muchas objeciones. Por lo pronto, retengamos dos ideas de dicha definición que nos interesan especialmente: realidad y movilidad. 
​
El cine social es, en principio, «realista». No vamos a entrar en qué es el realismo, concepto tan resbaladizo como el de cine social o incluso más. Diremos, para avanzar, que el realismo al que nos referimos se define como la voluntad de presentar un determinado aspecto de una sociedad concreta sin "manipularlo", sabiendo no obstante que la manipulación - esto es, la transformación del material filmado en objeto fílmico - es inherente a toda práctica cinematográfica. Los elementos fantásticos y el subjetivismo quedan, consecuentemente, proscritos de este tipo de cine, al menos a priori, porque alguna de sus obras maestras pueden escapar a esta regla: Milagro en Milán (1951), de Vittorio de Sica, aborda en clave de fábula la situación de la clase obrera italiana de principios de los años cincuenta. 

En segundo lugar, decíamos, es un cine que trata de movilizar al espectador. Dicho de otro modo, y dado que el movimiento es el principio mismo del cambio si no su sinónimo, aspira a operar una transformación en la conciencia del público. Lo cual nos remite a la idea de iniciación, o más exactamente de viaje iniciático. ¿Y qué es un viaje iniciático? Pues ni más ni menos que un desplazamiento en el tiempo y en el espacio, físico o virtual, al término del cual el viajero ha sufrido una transformación gracias a los conocimientos que en él ha adquirido, y que han cambiado su percepción del mundo y, por lo tanto, de sí mismo. Tanto desde el punto de vista intelectual como del emocional, se puede decir que este viaje ha contribuido a su maduración personal, en tanto que individuo y miembro de una comunidad. Ver una película perteneciente a eso que llamamos cine social es siempre hacer un viaje de este tipo: la cinta nos desvela una realidad incómoda y desagradable que ignorábamos en su conjunto o en ciertos detalles; y de esta experiencia, puramente virtual pues la vivimos desde este lado de la pantalla de cine o del televisor, salimos en mayor o menor medida transformados, más completos en la medida en que, por un lado, hemos descubierto algo que desconocíamos, hemos llenado un vacío de conocimiento; por otro, porque ello nos permite acercarnos un poco, siquiera teóricamente, a esa otredad formada por quienes pagan los platos rotos del sistema. Es lo que, de forma general, llamamos concienciación o toma de conciencia.

Esta concienciación, sobra decirlo, no cambia por sí sola ningún orden social ni erradica automáticamente las injusticias denunciadas. Pero con el tiempo, sí puede contribuir a crear un caldo de cultivo similar al que, salvando todas las distancias, desempeñaron en el XVIII los salones en Francia y las obras de autores como Voltaire o Montesquieu, que están en la base de las transformaciones en el pensamiento que desembocaron en la Revolución francesa. 
Imagen
​Podemos decir que en lo más hondo de su razón de ser, el cine social es un cine de movimiento, pues aspira al cambio; que empieza a nivel individual, en la conciencia de cada espectador, para luego buscar su eco en la de otros, siempre con miras puestas en mejorar las condiciones de vida de los olvidados. La filosofía sobre la que se sustenta este cine es optimista: considera a la Historia como una evolución continua cuyo motor es el progreso humano, material, desde luego, pero sobre todo moral. Y la pulsión que lo mueve es de naturaleza esencialmente humanista, lo que lo convierte en una preciosa fuente de conocimiento o,  yendo aún más lejos, de humanización. Siempre, claro está, que la película esté bien planteada y realizada, porque no todo el cine social es intrínsecamente recomendable. Hay directores tan tendenciosos que llegan a invalidar, sin ellos quererlo, sus propios discursos y sus buenas intenciones.
Todo esto, juzgamos, convierte al cine social en una herramienta educativa de primer orden, al menos si entendemos la educación como el desarrollo de nuestra capacidad para comprender el mundo y para vivir en él sin, como mínimo, perpetuar las  miserias que lo sustentan o contribuir a su aumento. Por muy vaga que sea, somos conscientes de que esta definición no suscitará el consenso de todos los lectores. Por eso advertimos que las líneas que siguen sólo hallarán un cierto interés, y eso siendo optimistas, entre quienes compartan el ideal educativo expuesto.

Los estudiantes, futuros ciudadanos en edad de formación, son destinatarios idóneos del cine social, pues éste puede sensibilizarlos ante problemas que no conocen o que conocen muy superficialmente. Es difícil encontrar una forma más fácil de concienciar a los futuros ciudadanos de las asignaturas pendientes del mundo en que viven y de la necesidad de erradicarlas, o al menos de no incrementarlas, tal y como decíamos. Por supuesto que se les puede llevar de visita a centros de reinserción, hospitales, albergues, etc. - cosa que, por cierto, tampoco se hace. Pero también el visionado en clase de cintas como Hoy empieza todo (1999) de Bertrand Tavernier puede acercarlos a problemáticas que ni siquiera imaginan sin necesidad de salir del aula. Lamentablemente en España el cine ha sido sistemáticamente desdeñado por parte del sistema educativo: un buen alumno puede terminar el bachillerato sin saber quién es Buñuel, uno de los más grandes cineastas de la historia. En un primer momento, podríamos pensar que este desprecio apunta al viejo estigma que persigue al cine desde sus comienzos, el de no ser sino un mero entretenimiento, una atracción de feria para un público poco exigente. Apenas se promueven el visionado de películas y el conocimiento de la historia del cine salvo que algún profesor, a título individual, así lo decida. El sistema educativo español menosprecia el cine.
Pero hay, además, un problema de fondo mucho más espinoso: la concienciación de los ciudadanos en general y de los jóvenes en particular es una práctica no muy bien vista por quienes tratan de perpetuar el modo en que la sociedad está constituida, pues con ello mantienen su privilegiado status quo. No ver esto sería de una ingenuidad sonrojante. Para estas personas, el cine social es, evidentemente, molesto. Los atributos con que hemos caracterizado unas líneas más arriba este tipo de cine -movilidad, capacidad de iniciación y transformación- están en el polo opuesto al que ocupan los defensores del "inmovilismo". Por ello no sorprende que nada hagan, cuando tienen la oportunidad, por incentivar este cine desde el espacio público. Lo que llama la atención es que cuando quienes gobiernan son los partidarios de la implantación de políticas sociales, no se promueva tampoco el cine social, ni desde el punto de vista de la producción y la distribución, ni desde el educativo, lo cual debería, cuanto menos, movernos a la reflexión. ¿Quieren de verdad nuestros políticos, de un signo y de otro, educar a sus ciudadanos en la libertad, la igualdad, la solidaridad y el espíritu crítico, bases de una democracia digna de tal nombre? La respuesta nos parece tan clara que la sola pregunta, una vez formulada, nos resulta extremadamente ingenua...
​
Pese a todo, no nos resignamos. Y así, pedimos una atención mayor por parte de los poderes públicos al cine que llamamos social, un medio sencillo e idóneo, juzgamos, de acercar a los espectadores en general y a los jóvenes en particular, a la realidad de su propia realidad y a otras más alejadas. Todas sin excepción son mejorables, incluso la más avanzada; todas exigen un compromiso de los ciudadanos con su mejora; todas reclaman, por parte de quienes más sufren sus desmanes, de una toma de posición ante las mismas. Como todo el mundo sabe y se ha dicho hasta la saciedad, los poderes fácticos tienen un profundo interés en desviar nuestra atención, en aturdirnos con distracciones y cortinas de humo que no muevan a cuestionarlos y que perpetúen el concepto de cine como mero entretenimiento o bien, lo que es peor, como medio de embrutecimiento. El cine social, por su parte, puede contribuir a desembrutecernos, pues la sola toma de conciencia de lo que pasa más allá de nuestra realidad, siempre limitada, da inicio a un movimiento que ensancha nuestra percepción del mundo; un desplazamiento desde lo individual hacia la otredad, en suma, que es el principal medio a través del cual nos humanizamos. 
Miguel Ángel Rodrigo.
Licenciado en Historia del Arte y profesor doctorando en la Universidad París 8. 
Comentarios

    Blog

    Blog dedicado a las noticias relacionadas con Gentinosina Social, eventos organizados, reportajes elaborados y artículos interensantes. 

    Suscríbete

    Últimos Boletines

    Imagen
    • Diciembre 2022
    • Octubre 2022
    • Verano 2022
    • Mayo 2022
    • Abril 2022
    • Marzo 2022
    • Febrero 2022
    • Enero 2022
    • Diciembre 2021
    • Noviembre 2021
    • Octubre 2021
    • Septiembre 2021
    • Julio 2021
    • Junio 2021
    • Mayo 2021
    • Abril 2021
    • Marzo 2021
    • Febrero 2021
    • Enero 2021
    • Diciembre 2020
    • Noviembre 2020
    • Octubre 2020
    • Septiembre 2020
    • Agosto 2020
    • Julio 2020
    • Junio 2020
    • Mayo 2020
    • Abril 2020
    • Marzo 2020
    • Febrero 2020
    • Enero 2020

    Síguenos en Instagram

    ​@gentinosina

    Archivos

    Marzo 2023
    Febrero 2023
    Enero 2023
    Diciembre 2022
    Noviembre 2022
    Octubre 2022
    Septiembre 2022
    Junio 2022
    Mayo 2022
    Abril 2022
    Marzo 2022
    Febrero 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Agosto 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Septiembre 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016

    Canal RSS

Búscanos

Sé parte del cambio social, ¡actúa!

Gentinosina Social es una asociación de cooperación, acción social y educación para el desarrollo. Combate la desigualdad y lucha contra las injusticias de nuestro entorno. Utiliza el Periodismo para el cambio social. 
Entidad i
nscrita con el número 608552 en el Registro Nacional de Asociaciones y CIF G87415881.
Donaciones en Triodos Bank:
ES45 1491 0001 2121 7709 5425
​
Código Swif (BIC): TRIOESMMXXX
® 2020 Gentinosina. Todos los derechos registrados.
Aviso Legal   -   Política de Privacidad y Protección de datos

Síguenos​

Imagen