Por Antonio Olalla Suena de fondo una canción del costamarfileño Tiken Jah Fakoly: África Mama África África wants to be free. | |
El viaje fue una mezcla sensaciones y visiones varias: colorido, paisajes extensos, amabilidad de la gente, espiritualidad, la sonrisa de los niños... en fin, un millón de tópicos que cualquier "turista moderno" evoca, pero que no tapan los conflictos, el hambre y la miseria que azota a la mayoría de los países del continente, de forma acrecentada en Etiopía y la zona del desierto de Afar, el sitio al que viajé ese 2014. África también es la fatiga de Modeste, que con siete años ha superado la malaria y vive con malnutrición |
Esta es una zona de climas extremos, bastante afectada por el cambio climático y con una producción demográfica excesiva para los recursos de la región. Esto último en un par de décadas pude ser causante de un gran conflicto bélico que llegue a tener repercusión a escala mundial. Pero es muy pronto para hablar de eso ahora. Centrémonos en un pequeño país del Sahel que reproduce todas las virtudes y defectos de la zona y por extensión de África. Ese país es Burkina Faso, el antiguo Alto Volta en su denominación durante la colonia francesa. Su corta historia de independencia, 50 años, está marcada por diversos regímenes poco democráticos que estuvieron al servicio de Francia, la figura emblemática del revolucionario Thomas Sankara que fundamentó su mandato en el panafricanismo y las reformas sociales, su asesino Blaise Campaoré y la Revolución de 2014 que depuso a este último y devolvió la democracia al país tras 27 de dictadura. | Día de mercado en Holly, una de las aldeas donde Gentinosina Social y Escuela Sansana realizan cada año un voluntariado de verano |
Algunos niños rechazan a Mimine por ser pelirroja, pero Adele, su mejor amiga, la defiende frente a todos y todas. | Estas circunstancias, junto a los problemas políticos locales que en 2014 desembocaron en la caída del régimen dictatorial de Campaoré han hecho caer en picado el turismo, la otra industria que junto a la agricultura sostenía la pobre economía local. "Ya nadie viene aquí" recuerdan siempre los vendedores callejeros de artesanía, lo repiten como una letanía, mezcla de tristeza y añoranza, mientras venden sus productos a los escasos extranjeros, en su mayoría cooperantes que pasean por las calles de Ouagadougou. Con estas circunstancias económicas y sociales he convivido los tres últimos veranos en el sur del país, una zona marcada por la pobreza, el crecimiento demográfico, la mortalidad infantil y la malaria... Como la mayoría del continente, pero sin mochileros ni pijos buscando Safaris y fotos para Instagram. |
En estos años, mientras intentaba entender todo esto, he comprendido que África es mucho más que los fastuosos paisajes de Kenia y Tanzania, de las aventuras en jeep por Botswana y de la sonrisa de cualquier niño en el cartel de una ONG. Por desgracia, los niños africanos no siempre están sonriendo como se cuenta por las redes sociales, mientras se suben cientos de fotos de niños que apenas tendrán infancia y sirven para lavar muchas veces las conciencias de gente del primer mundo.
He aprendido que cuando vuelvo año tras año a Burkina y por extensión a África, esos niños no sonríen y juegan siempre, que los artesanos callejeros de Ouagadogou no siempre están cantando alegremente y que un país que tiene minas de oro, más que una bendición puede ser una maldición. Y todo porque esa gente ya no son una anécdota o una vivencia fugaz que queda plasmada en un selfie con unas risas. Ahora tienen nombre y en mi propia conciencia son una historia. Y gracias a esa historia comprendes que África es la fatiga de Modeste, que con siete años, aparenta tres, ha superado varias veces la malaria y vive con malnutrición. A ratos se duerme de pie, a ratos parece un zombie deambulando. Sobrevive comiendo una vez cada dos días cuando no hay escuela y una vez al día cuando sí la hay. A pesar de todo, se siente afortunado, su hermana Adeline de 12 años nunca se separa de él y le protege frente a todo. | África es el rostro de Adeline, cuidando de sus hermanos menores sin dejar de soñar con llegar a ser maestra. |
Hervé es un líder nato, inteligente y con un afán por aprender digno de admiración. | Pero África también es la astucia y pillería de Hervé, con 11 años tiene las mejores notas del poblado, destaca en todas las asignaturas y es respetado por pequeños y grandes. Es un líder nato. Hervé tiene unas ansias de aprender que antes no había visto en los niños españoles. Siempre pide cosas para la escuela, quiere que le enseñes inglés, español... todo lo anota en un cuaderno. Pero también conoce y respeta las costumbres de sus ancestros y habla con orgullo de África. Las ganas de Hervé simbolizan el potencial de un continente que en teoría dicen que es el futuro... pero muchos de esos niños y jóvenes no lo llegarán a ver. |
Pero África también es el trabajo de Celine: con 10 años estudia por las mañanas, ayuda en el campo a ratos y los días de mercado está con su madre en el puesto de comida familiar. África no es un país, ya lo dice la periodista Lola Huete. África es una canción de Tiken Jah Fakoly, África, especialmente el Sahel, marcará mucho la política mundial en las próximas décadas y desde Europa no nos estamos dando cuenta o simplemente no lo queremos ver. Mama África quiere ser libre. Antonio Olalla Periodista freelance Escribe sobre América y África Es uno de los fundadores de Gentinosina Social |