- La paralización de los eventos y la reducción de la colaboración con empresas ha impactado gravemente en organizaciones medianas y pequeñas
- La mayoría de estas ONG han tenido que cerrar temporalmente sus proyectos, por las exigencias sanitarias o bien adaptarlos para apoyar a las comunidades con las que trabajan
La realidad es que las organizaciones de cooperación al desarrollo tienen más trabajo que nunca pero la COVID-19 ha mermado gravemente su capacidad y recursos. El principal problema al que atribuyen esta situación es la paralización de los eventos que suponen una importante fuente de ingresos para las organizaciones, según indican el 57% de estas ONG aunque también la escasez de donaciones de empresas privadas ha afectado según el 28%. Y es que, muchas entidades pequeñas no cuentan con un “colchón” económico que garantice que puedan superar esta crisis.
Desde Gentinosina Social nos sumamos a la reivindicación impulsada por Kubuka sobre la difícil situación de las ONG | En el caso de KUBUKA, una de sus principales fuentes de ingresos, la de las donaciones de particulares y empresas, se han reducido en un 85%, se han tenido que acoger a un ERTE que ha supuesto prescindir temporalmente de puestos clave en la organización. “La situación en España ha sido terrible, nos acercamos a una nueva realidad en la que la sociedad en su conjunto va a ser diferente, cambiaremos hábitos de consumo y maneras de relacionarnos, pero mientras tanto no podemos olvidarnos de nuestro continente vecino. Allí la situación ya era grave incluso antes de que apareciese esta pandemia, es clave que se mantenga el apoyo a las organizaciones que desarrollamos proyectos en África", explica Nacho Sanz, presidente de KUBUKA |
Fernando Alonso, presidente de Escuela Sansana, indica que “un porcentaje muy importante, más del 50% de nuestros fondos, proviene de los múltiples eventos que organizamos casi semanalmente en España. También se han reducido las ayudas privadas en torno a un 20%, ya que ahora se están canalizando más en proyectos para afectados por la COVID-19 en España”.
Desde Asociación Mil Colinas, han tenido que condicionar el inicio de algunos proyectos a la financiación, cuando no es lo habitual. “Nos genera mucha inseguridad no sólo para el presupuesto de este año, sino temiendo que muchas personas que colaboran retiren su apoyo en los próximos meses o años debido a las consecuencias económicas que puedan tener en la población la crisis sanitaria y la inseguridad que puede generarle a la gente colaborar cuando su situación personal es inestable”, explica María Fernández.
Sudáfrica, donde la ONG Meraki Bay desarrolla su actividad, es el país con mayor número de casos de COVID-19 de todo el continente africano (80.400) por lo que el gobierno ha decretado un confinamiento total, lo que ha obligado a paralizar toda actividad no indispensable. Además, las donaciones de empresas privadas sudafricanas se han visto reducidas en un 50%. “La situación está siendo crítica estos meses ya que el confinamiento se suma al cierre y despido de muchos locales en los que trabajan gente de nuestra comunidad. Hemos tenido y vamos a tener que reinventarnos en todos los aspectos para continuar haciendo esta labor tan importante”, señala Ignacio Alonso.
¿Qué supondría la desaparición de estas ONG?
Escuela Sansana señala que supondría la paralización o ralentización de 8 escuelas que dan asistencia a más de 1.200 alumnos de infantil y primaria. Además de no poder continuar con los nuevos proyectos que suponen la construcción de una escuela rural cada año. También terminaría el empleo de 3 personas que dependen de la entidad en Burkina Faso y el cierre de una cooperativa de jabón de karité que forma a 12 jóvenes emprendedoras. | |
Para Denaderu, desaparecer significaría fallar a familias enteras, la paralización del acceso a la educación de muchos niños y niñas y la falta de alimentación de centenares de éstos. Por ello, confía en seguir manteniendo la fidelidad de sus socios y socias pese a la crisis e invita a colaborar en su crowfounding de reparto de alimentos ante esta situación, y a unirse a la red de apoyo para sus diferentes proyectos a través de su página web. “Es necesario ahora más que nunca el alcance de los objetivos de desarrollo sostenible, entre todos, para todos. Es necesario que la sociedad desde todos sus ámbitos emerja con más fuerza que nunca para hacer real el cambio”, asegura Alicia de los Frailes, presidenta de Denaderu.
Según explican desde Inakuwa, para ellos supondría el retroceso de distintas conquistas de las niñas y mujeres de Rau, Tanzania, sobre todo en materia de educación y emancipación económica y social. La pérdida de un potencial de emprendimiento y el consecuente empeoramiento de las condiciones de vida de las mujeres y familias con las que trabajan, que atraviesan una situación económica muy difícil a raíz del confinamiento y sobre las que además recaen la recuperación y los cuidados.
En Rukara, el pueblo de Ruanda en el que trabaja Asociación Mil Colinas, no conseguir la financiación necesaria, supondría que no existiera ningún centro educativo, social y cultural y que muchas niñas, niños y jóvenes se quedarían sin escolarizar o no podrían acceder a estudios superiores. Por lo que necesitan volver a la normalidad, poder organizar eventos con los que continuar con sus planes, poder mantener las becas escolares y financiar la construcción de un nuevo centro educativo, social y cultural, de momento tienen abierto un crowdfunding en migranodearena.org para conseguir los fondos.