Durante cerca de una hora y tras un inicio emocionante que nos ha hecho derramar alguna que otra lágrima, Ana ha explicado cómo fue su infancia, unos años difíciles marcados por constantes ingresos hospitalarios debido a su discapacidad: el síndrome de West y las crisis epilépticas que atravesaba.
| Separada de su familia más de lo que le gustaría, Ana pasó varios años en el Colegio Proa en Cáceres de donde no guarda muchos buenos momentos. Años después llegó a Camilo Hernández, donde pasó “los mejores años de su vida”. Asegura que fue su “refugio”, donde se sintió (y se siente) querida por alumnos y profesores de los que guarda bonitos recuerdos y multitud de anécdotas que hoy ha compartido con los alumnos. |
Pero hace años empezó a notar que su discapacidad y la falta de estímulo intelectual le estaban provocando un deterioro de sus capacidades y pensó, junto a su hermana pequeña Jéssica, qué acciones podía hacer para estar más activa mentalmente. Por eso desde hace ya más de cuatro años estudia inglés y de vez en cuando viajan juntas al extranjero para practicarlo. Además está yendo a clases de adultos para prepararse para conseguir el título de la ESO.
| También fruto de esta reflexión que hizo con su hermana, hace cuatro años fundaron la Asociación Gentinosina Social, porque “quería aprender y ayudarme a mí misma al tiempo que hacía algo también para ayudar a los demás”. Así nació la ONG que preside y con la que realizan proyectos sociales de apoyo a los más desfavorecidos, luchando contra la desigualdad e intentando hacer un mundo más justo para todos y todas. |



Canal RSS